viernes, 6 de febrero de 2009

Mi más sincero pésame


Hasta que la muerte nos separe…

Siempre me han impresionado esas palabras, sin embargo la última vez que lo oí solo reí. No creo en “hasta que la muerte nos separe”. Creo que la vida puede separarte mucho antes. Creo que no solo te puede separar de una persona, sino de ti mismo. Creo que somos como serpientes que mudan de piel. No creo en la monogamia.

La gente alrededor de mi se me quedaba viendo y eso me divertía. Creo que era porque pensé que la dama de honor mas pequeña era muy gorda y ella parecía leer mi mente. Me vio feo y yo le gruñí… Eso llamo un poco la atención, sin duda. No importa.

La novia no me agrada, pero el blanco le sentaba bien. Creo que era un buen disfraz. Nunca la había oído hablar tanto. Ella dijo: “Si, acepto.” Yo no acepté en silencio. Ella lo sabe.

Quería que la dama de honor pequeña cayera mientras salía de la Iglesia. Ese día yo debí ser muy transparente, pues mi madre solo me miro y me dijo: “No sabe caminar en tacones, yo también espero que se caiga”. No se cayó.

Quiero aventarme a la piscina en la entrada. No me gusta nadar, pero el calor me sofoca y no me gustan los vestidos largos. Mi primo amenaza con aventarme mas entrada la tarde. Yo suplico por que sea una promesa.

No quería estar ahí. Estaba equivocada. Había olvidado cuanto me agrada mi familia, excepto por una persona. Ella no estaba cerca. En mi mesa todos son fanáticos de las fotos. Me divierte saber que podré burlarme de todos al día siguiente gracias a su terca afición. No me equivoqué en esto.

Pasaron más de doce horas. Mi mente estaba alterada. Bailo. El color de mi vestido me divierte. No entiendo porque festejan la ebriedad de la tercera generación, pero doy gracias por ello. Nadie se parece pero todos bebemos igual, debemos traerlo en la sangre.


Despierto envuelta en sudor en una cama desconocida. Somos muchas personas ahí y me incomoda haber dormido con vestido. Recuerdo perfectamente la noche anterior y ello me sorprende. Acabo la boda y decidimos seguir bebiendo. No encontramos las llaves de la casa vieja por lo que no fuimos a nadar. Solo bebimos en un pequeño cuarto y charlamos de todas esas fiestas en las que debimos haber estado juntos. Yo creo que no vernos con frecuencia es mejor. A final de cuentas, solo somos familia.

1 comentario:

Alexisis dijo...

jaaaaaaaaaaaaa
La sangre tira!!!
La gente se casa pensando en que solo la mueret las va a separar, si no, no se casarian, estos tiempos ya no estan para pasar por la iglesia amenazada por escopetas XD pensar asi las hace felices.
Y los matrimonios siempre son buenos momentos para comer y tomar jaaaaaa

Sauludos!